LILIET MORENO SALAS
La homosexualidad en nuestra sociedad aún es un tema que la gran mayoría de la personas rechazan, pero pensemos cuántas personas a nuestro alrededor tienen amigos con esta orientación sexual.
Indiscutiblemente hay quienes hacen rechazo a los gay y a las lesbianas, otros, sencillamente temen que los puedan “confundir” si establecen una amistad con algunos de ellos, sin embargo, no tienen en cuenta que son seres humanos y su orientación sexual no es un valor, sino, sencillamente eso, una orientación sexual.
Nuestro objetivo, no es dar una explicación científica de conceptos o de por qué una persona es gay o lesbiana, pues estaríamos hablando del tema infinitamente, pues aunque aún los expertos en el tema, no tienen una respuesta para esta cuestión, una parte de la población intuye que puede ser hereditario o sencillamente una decisión del Hombre.
La realidad es que ser gay o lesbiana no es motivo de celebración pero tampoco lo es de rechazo o violencia, son personas como otras, con el derecho y la capacidad de decidir como vivir y con quien, los que tienen madre y padre, sentimientos, defectos y virtudes.
Cierto es que muchos de ellos, en ocasiones caminan y hablan con gestos exagerados, usan prendas femeninas y en algunos casos hasta deciden adoptar un bebe o tenerlos verdaderamente.
En esta última opción, lo que si no estuviera nada bien, sería el engaño a la pareja, nadie tiene derecho a mentir en un tema que indiscutiblemente involucra a otras personas, pues usted puede decidir el rumbo de su vida, pero no el futuro de los demás.
Nadie piensa que puede tener un familiar homosexual y es común escuchar hablar de ellos como si fueran una enfermedad contagiosa de la que nadie quiere ser víctima, y otros hasta lo llaman pecado, sin embargo, indudablemente nadie está exento.
Existen casos donde hasta los padres los rechazan y prefieren a un delincuente en casa, sin embargo, no analizan que el homosexual solo tiene una orientación sexual diferente y por eso no es juzgado penalmente, pues no le hace daño a nadie, solo a los prejuicios que se han arrastrado de antaño.
En cambio, el que roba, asesina y viola, es un ser que se apoya de su hombría para abusar de los demás, el que por lo general carece de buenos sentimientos y de valor para enfrentar honradamente los obstáculos de la vida, incapaz de trabajar para comer o sencillamente, de establecer una relación de pareja, por lo escoge el camino “más fácil” y bochornoso.
Sin embargo, incluso cuando hacen mucho daño son aceptados e incorporados a las tareas de la sociedad, y se les brinda una y otra oportunidad.
Entonces por qué no aceptar a este grupo de hombres y mujeres que solo tiene un gusto o preferencia sexual diferente a la de los heterosexuales, en los que podemos encontrar valores como la humildad, la solidaridad, voluntariedad y al amor al prójimo.
Seamos, solo dueños de nuestras vidas, seamos Hombres con verdaderos valores humanos, sin prejuzgar, sin agredir tan siguiera con un gesto, que en ocasiones pueden ser más hirientes que una palabra.
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