De lo viejo nuevo, y de la pluma, un tesoro en un baúl
Por las calles de Santiago camina Laritza Castillo Rodríguez, una joven como otras de la ciudad; una mujer común para muchos. Sin embargo, de sus manos emanan talentos, cualidades y fortalezas que hacen lo viejo, nuevo, y de la pluma, un tesoro en un baúl.
“A veces me confunden con una pintora, y en una ocasión hasta pensaron que era una reclusa. Quienes nos ven trabajando en las calles, con el overol, los instrumentos de trabajo y de protección, y además, como en mi caso, mujer, no pueden imaginarse a dónde pertenecemos”, expresa.
Castillo Rodríguez tiene 21 años y es estudiante de la escuela Taller Hugo Luisi, en la especialidad de albañilería, perteneciente a la oficina del Conservador de la Ciudad.
Cuenta que primeramente comenzó a estudiar Informática en la Habana, luego vuelve a la Ciudad Héroe e inicia estudios en la sede Mella de la Universidad de Oriente en la carrera de Química.
“Por diferentes motivos tuve que renunciar a ambas y en el curso 2010- 2011 matriculé en este centro. En un inicio pensé que sería sencillo, superficial, algo para pasar el tiempo, pero no ha sido así. Me he encaminado no solo como estudiante sino también como una trabajadora responsable.
“Aquí tenia la posibilidad de estudiar cualquiera de los otros oficios que ofrecen, pero me interesé por la albañilería, la que al contrario de los que piensan algunos, no se resume al trabajo con la cuchara, por ejemplo. Es mucho más que eso, y tampoco es solo para hombres.
La vida de Laritza cambió bruscamente, pero evidentemente para bien. Los sueños que vio tronchados un día, hoy quedan en el pasado, para vivir el presente realizando lo que realmente le gusta.
Ahora camina entre las construcciones, aplicando lo que ha aprendido, pues como ella misma dice, esa es la única forma de hacer un trabajo eficiente, pues del interés y el amor que pongamos en lo que hacemos, depende también la calidad de la restauración”.
“Si tuviera la oportunidad de volver a la universidad, lo haría en una carrera afín a esto que hago ahora, una labor tan linda, pues tengo que confesar, que además de escribir, es lo que más me gusta.
Comenta que en su tiempo libre, además de escuchar música, conversar, hacer chistes con sus amistades, hace “volar” su imaginación, escribiendo novelas de ficción y de temas sociales.
La escuela taller Hugo Luisi fue fundada en el curso 2001- 2002 y hasta la fecha ha graduado alrededor de 160 estudiantes en las diferentes especialidades como carpintería, electricidad, plomería, herrería y hojalatería.
Según conocimos por Ramón Cobas, director de la escuela, los estudiantes vinculan desde el primer día el estudio con el trabajo, como una forma de aprender haciendo, en un periodo de 2 años.
Actualmente, se encuentran trabajando en las restauraciones a las que son sometidos la iglesia del Cobre, La Catedral y el Arzobispado, además de tener en proyecto el rescate de la farmacia Botino.
La Habana, Cienfuegos, Camaguey y Trinidad son otras de las provincias que cuentan con talleres como estos, los que tienen el objetivo de formar obreros calificados para la restauración de la ciudad, dándoles también otra oportunidad de estudios a jóvenes a partir de los 17 años y con un mínimo de 9 grado aprobado.