jueves, 22 de marzo de 2012

Celebra Universidad de Oriente décima graduación de doctores

La categoría de Doctores en Ciencias fue obtenida por 15 profesores de la Universidad de Oriente en el curso 2011-2012  los que suman más de 265 en esta Casa de Altos Estudios.
En el acto de ceremonia de esta décima graduación, intervino Hipólito Carvajal, vicerrector de este centro de nivel superior, quien se refirió a la labor desarrollada por cada uno de los graduados, así como el papel de los tutores, como protagonistas y orientadores en el proceso de formación.
“Estas cifras demuestran las capacidades que tiene el centro para emprender la investigación con los enfoques de diversidad e interdisciplina que exigen estos tiempos, y para responder a los requerimientos del desarrollo socioeconómico de nuestro país”, afirmó.
Hizo énfasis, además, en las favorables experiencias que han ido adquiriendo en la conducción y ejecución de los doctorados, siendo cada vez mayor el número de catedráticos involucrados en la indagación y proyección.
Sin embargo- dijo- durante esta década hemos graduado más de 170 doctores y el crecimiento es de apenas 80, por lo que se hace necesario trabajar para retenerlos en nuestro claustro y lograr que defiendan a una edad que compensen los que por razones naturales se jubilen.
En nombre de los homenajeados habló la Dra. Martha Loida Zaldívar Abad, la que recordó las horas dedicadas a la confección  del proyecto, así como el apoyo recibido por profesores, tutores y familiares.
Expresó también la importancia que tenía para ellos haber logrado esta condición, como punto de partida para emprender nuevos derroteros y con el compromiso de formar nuevas  generaciones.
Durante este curso lectivo, la Universidad de Oriente graduó más de 50 profesionales de diferentes instituciones cubanas y de países como Ecuador y Venezuela.
Entre los temas presentados durante el proceso de defensa de las tesis de este curso, figuran: Poder y proceso constituyente: hacia la legitimidad democrática; Procesamiento digital de señales avanzadas para resonancia magnética de imágenes con codificación pura de fases; y la Competitividad de la producción azucarera en la provincia Santiago de Cuba.

Un tesoro escondido en la montaña

Indiscutiblemente merecían una visita; se ha comentado tanto de ellos, que la curiosidad venció los obstáculos. Un poco lejos de la ciudad, el camino largo e incómodo, el tiempo pronosticaba lluvia, pero al fin llegamos a la pintoresca zona de Sabanilla, allá, en el municipio de Segundo Frente.
Por la carretera dudaba de lo que había escuchado y al pararme frente a la casita de Niurka Soria y Ramón Valera, dudé aún más. Me habían hablado de campesinos, de personas que trabajaban la tierra, y me los imaginé tímidos y de poco hablar.
Pero fue todo lo contrario, al instante me encontré conversando con dos personas completamente sociables, agradecidos de la Revolución y sobre todo, enamorados de su trabajo.
Ella, técnico medio en Dibujo y él mecánico Diesel, aunque actualmente es el jardinero de esta comunidad y además, el presidente de su CDR.
Esta pareja, tiene aproximadamente 14 años de casados y dos hijos que alimentan con lo que producen en su pequeño huerto, con amor, voluntad y mucho sacrificio.
Pero no siempre fue así, cuentan que anteriormente este espacio era solo una loma de piedras. Hoy, es un patio de Referencia Nacional hace ya cinco años.
En él tienen 21 canteros sembrados con variadas plantas medicinales y vegetales, como soya, perejil, ajo porro, espinaca, tomate, berro, caña santa, mejorana. También viandas y frutas  como anón, mango, ciruela, guayaba, limón, boniato, yuca y caña.
Pero Niurka y Ramón no descuidan ningún detalle, y buscan soluciones, alternativas para prever cualquier situación. Lo cierto es que a pesar de la sequía que actualmente asola por esta zona y la carencia de agua para regar su cosecha, mantienen  los resultados.
Cuentan con una cisterna, fabricada con sus propios recursos y la que tiene 2,5 metros de profundidad y 3 metros de ancho, la cual se abastece de un pozo subterráneo que permite el riego de las plantaciones por gravedad.
También tienen segura la carne y la leche, pues poseen un cerdo, dos gallos, 25 gallinas, 40 conejos de varias razas, 25 ovejos, y 34 chivas las que cada día le dan más de 10 litros de leche.  
Como ellos mismos afirman, se sustentan de lo que son capaces de producir. Ella atiende los animales cuando se enferman, ordeña las chivas en el cepo, pero también le lleva el cafecito o el refresco a su esposo cuando bajo el intenso sol, se encarga de sembrar, pastorear o de cualquier otra ruda tarea.
Estos campesinos, encontraron la forma de sustituir el fertilizante industrial por el abono orgánico, mediante un compost que  producen a partir de los mismos desechos del lugar.
En una “mini industria“, como le llaman ellos, basada en un molino que construyeron, muelen algunos alimentos para sus animales, entre ellos la caña seca, el palmiche, los cascarones de huevo y las espinas de pescado.
Lo más importante y curioso, es que todo lo que producen, es para el consumo de su familia, ellos no trabajan para enriquecerse, lo hacen para alimentarse.
“Nosotros solo vendemos el excedente, pero el resto es para nuestra alimentación, no tenemos necesidad de comprarle a ningún merolico y mucho menos, hacer la cola del mercado.
“Aquí tenemos nuestras vitaminas, nuestras proteínas, si nos enfermamos, en nuestros propios canteros encontramos plantas medicinales”,   afirma Niurka a esta reportera.
El excedente lo venden en la misma comunidad, a vecinos, a la empresa de ganado menor, a un mini restaurante que tiene en el pueblo y la leche se la compra la casa del batido.
“Este patio me ha dado la posibilidad ser mejor persona, de conocerme, de crear, de hacer cosas buenas. Participé en el Forum de Ciencia y Técnica sobre  la 'Labor creadora de la mujer serrana, en aras de mejorar calidad de vida', el cual habla de la alimentación, sobre cómo la mujer puede buscar alternativas para solucionar sus problemas”, comenta la campesina.
Muchos son los méritos que ha obtenido Niurka por participar en el forum, entre ellos se pueden mencionar  el que alcanzó por ser una personalidad destacada en el evento y un  reconocimiento de honor por el aporte que brinda al desarrollo alimentario.
También presentó una ponencia en la que calificó como Relevante, titulada Simplemente mujer. Esta familia ha sido seleccionada como la mejor de esta comunidad, y reconocida por el aporte  al enriquecimiento de la vida cultural del lugar.
Pero lo más reconfortante para esta pareja luego de una larga jornada laboral, es sentarse en su pequeño pero agradable jardín, allí donde cada noche alimentan el espíritu y se vuelven a enamorar, allí donde conversan con sus plantas, donde una mano extiende una flor y juntos escuchan el cantar de sus cuatro palomas tórtolas.


¿Chópeldel?

Los del oriente del país tienen la imagen de mal hablados, de omitir las sssssssssssss, de hablar cantando y en ocasiones, son motivo de burla. Pero, quién le pone el cascabel al gato, ¿Oriente u Occidente
Resulta que en una ocasión, Juan, Jesús y Marcelino, camioneros, hombres de manos rugosas, se trasladaron a la Habana por cuestiones de trabajo.
Estos tres mosqueteros, asiduos viajantes por la labor que desempeñaban entonces, de manos rugosas y ropa de vez en vez engrasada, acostumbrados a los distintos acentos de los diferentes territorios del país, vivieron una lamentable, pero a la vez, risible historia.
Luego de llegar a la capital, cansados por el agotador viaje y además, con el estómago “pidiendo a gritos”, decidieron caminar en busca de algún restaurante cercano que les permitiera saciar su apetito.
Cuentan los involucrados, que después de mucho caminar, resolvieron entrar a una taberna que le habían recomendado. Llegaron, se sentaron y a los pocos minutos se acercó una muchacha y sin dar las buenas, les entregó la carta y se retiró.
Pasado muy poco tiempo, se acerca nuevamente la “supuesta” camarera con un lápiz y una hoja en la mano. Los clientes se miran unos a los otros, y aunque la mujer no decía ni media palabra, comprendieron que había regresado para anotar lo que deseaban comer.
Juan y Jesús pidieron arroz blanco, frijoles y carne de cerdo, pero Marcelino prefirió congris y lo mismo de carne, pedido que no tardó en llevar a la mesa, aunque no completo, pues a Marcelino, nunca le llegó su arroz.
Lo cierto es, que al ver que sus compañeros casi acababan de degustar su pedido y él, aún continuaba hambriento, comenzó a mirar fijamente a la moza, pero esta no hacia caso alguno.
Por fin, y hasta con un poco de pena, decidió preguntarle:
-¿Y mi arroz??
A lo que esta, sin mirarlo, respondió con tono despectivo:
-Chópeldel.
Los tres se miraron, y con un gesto de asombro o tal vez de no comprender lo que decía, Marcelino volvió a preguntar:
-Oiga, ¿y mi arroz??
Y ella volvió a contestar, esta vez, un poco molesta por la insistencia:
-Chópeldel
Entonces uno de ellos, que a tantas repeticiones de aquella palabra tan rara, comprendió, y le dijo un poco más despacio: Marcelino, el arroz se echó a perder.
Ellos nunca supieron si aquella mujer era habanera o había emigrado de alguna “aldea cercana”, lo cierto es que su acento dejaba mucho que decir.
Cuentan que Marcelino, al comprender por fin que su arroz no iba a llegar, solo exclamo:
-¡ahhh bueno! ¿Y entonces?
-¡chópeldel!